Me he llevado unos meses sintiéndome perdida y es por eso que he dejado desatendido el proyecto que más me gusta: escribir para vosotras. Sin embargo, como bien dicen, cuando una no está bien consigo misma, no lo está con nada. Así que me he visto incapaz de llevar adelante todo esto.
Cualquier persona que me conozca, aunque sea un poco, es consciente de cuánto necesito escribir para no volverme completamente loca, para lidiar con mis demonios y para no perderme en mí misma.
No obstante, llevo meses en los que me ha sido imposible juntar más de dos frases con sentido. El bloqueo puede ser algo muy frustrante, pero cuando tienes algo encima mucho peor como es el monstruo de la ansiedad, el menor de los problemas es estar en un bloqueo creativo.
Por ello y, a modo de ejercicio, quiero hablar de la salud mental. En concreto de la mía, por si mi testimonio pudiera servir a alguien en cualquier momento o por si alguien se siente reflejada y no sabe que necesita ayuda.
Empecé a acudir a psicoterapia cuando, pasados dos años de la muerte de mi abuelo, mi duelo seguía abierto y tan latente como el primer día. Yo pasé de ser una persona enérgica, alegre y social a no querer salir de mi casa, a conocer el demonio de la apatía y a enfrentarme con el monstruo de la ansiedad día sí y día también.
¿El problema? La salud mental en aquellos momentos era más tema tabú que ahora mismo. Nadie en mi entorno entendía por qué yo necesitaba acudir a un psicólogo, cuando aparentemente (solo aparentemente) yo estaba bien, pero no era así. La verdad es que yo lo que hacía era ponerme la armadura, como pudiera, y salir a actuar como si estuviera bien, solo que estando en la mierda.
No recuerdo si fue más doloroso/difícil para mí el hecho de aceptar que soy una persona con tendencia depresiva o el de tener que compartirlo con las personas a las que quiero, lo que sí sé es que me resultó realmente duro contarlo. Creo que nunca voy a olvidar cuánto me costó darle esa información a mi entorno. Sentía que estaba fallando a todo el mundo y que estaba decepcionándoles por el hecho de ser humana y no poder con todo. (Spoiler: lo único que recibí fue amor y comprensión, nadie esperaba que fuera un robot y pudiera con TODO)
Actualmente, tras cuatro años entre psicólogos, ejercicios, viajes emocionales y búsquedas del tesoro por mis recuerdos para hallar el inicio de los problemas que me siguen machacando hoy día, sigo necesitando todo esto como la que más. Hay temporadas en las que necesito ir una vez a las semana y otras en las que puedo sobrevivir viendo a mi psicóloga una vez al mes.
Dicen que la ansiedad es una enfermedad muy inteligente, cuando crees que has aprendido a controlarla, se transforma y se manifiesta de otra manera. Yo la llamo el monstruo de la ansiedad porque es lo que más me ha costado siempre controlar, junto con la apatía, pese a haber tenido que lidiar con otros síntomas desagradables como el trastorno del sueño, entre otros.
Actualmente es un tema del que hablo libremente con las personas que me rodean. Ya no me quema en la garganta, ni me hace llorar de frustración y rabia el hecho de necesitar ayuda psicológica, de hecho, considero que todo el mundo necesita ir de vez en cuando a que le ayuden con lo que les atormenta.
Al igual que, de vez en cuando, una necesita ir al médico de cabeza; también necesita ir al psicólogo.
Creo que necesitamos visibilizar aún más lo que no se ve y debemos frenar a las personas que frivolizan y usan de forma inadecuada enfermedades mentales. Por ejemplo, si estás triste no digas que estás depre o que tienes depresión. La depresión es mucho más que estar triste, es más, como persona que lo padece puedo decir que es un síntoma que puede llegar a ser minoritario si te paras a ver otros (trastorno del sueño, ansiedad, apatía, falta de concentración, sentimientos de culpabilidad recurrentes, etc.). Formémonos y seamos más conscientes de la importancia de la salud mental.
Ahora mismo, me vuelvo a empezar a encontrar con fuerzas y voy a volver a intentar sacar este proyecto que tanto amo adelante, al igual que voy a volver a ponerme manos a la obra con mis proyectos literarios, a seguir aprendiendo y continuar mejorando día a día.
Así que solo te pido que, si has llegado hasta aquí y te has sentido identificada con lo que cuento, busca ayuda o escríbeme y, al menos, me ofrezco a escucharte y echarte un cable en lo que me sea posible. Si estás estás bien, mejor que mejor, pero no olvides que siempre estoy dispuesta a tender mi mano.
Pero, sobre todo, gracias por leerme y por esperar a mi regreso.
Espero volver a verte pronto porque, oficialmente, estoy de vuelta.
Gracias por escribir esto, me he sentido tan identificada…