Y cuán cierto es, amor…
Sí, posiblemente tema echarme andar por si llego al final y no estás,
si no te encuentro ahí, al final del camino.
Es malo quedarse estancado.
Sí, y soy consciente de ello, totalmente.
Pero, ¿qué pasara si cuando me canse de caminar, no estás para ayudarme a seguir?
¿Cómo no temer al hecho de encontrarme con el hecho
de que no eres más que una acumulación de recuerdos?
Posiblemente, sea una cobarde
y me dará miedo a echarme a andar.
Pero, amor, desde que te fuiste;
desde que te alejaste, sin dejar rastro de mi vida…
Yo ya no sé a qué no temer porque junto a ti,
el único temor era perderte,
pero como ya eso pasó,
no sé qué puede haber peor.
Desde tu marcha, ya, nunca, sé nada.
Quizás sea porque instalé mi vida en la tuya,
cometiendo así mi más grave error
o, quizás sea por haberme acostumbrado a que todo era contigo
y nada sin ti.
Y ya tú, no sé ni si eres realmente tú,
no te reconozco en tus actos.
Acaso si siguieras siendo la misma persona que habías sido siempre, ¿te habrías ido? ¿Me habrías dejado, sola, de tan mala manera?
Así que te fuiste sin previo aviso, amor,
sin unos días de cortesía, sin
NADA.
Yo ahora estoy (re)aprendiendo a vivir la vida.
Ahora, no-amor, he decidido, de una vez por todas,
que voy a establecer mi vida en torno a mí
porque sé con seguridad que yo nunca me iré.
No como tú te fuiste.
He decidido también, no-amor, que ya no te quiero, y no sólo eso,
también que nunca más querré a nadie así…
NUNCA más que a mi misma porque, sinceramente,
como yo, no me va a querer nadie y nadie más que yo me va a valorar.
Así que querido, a partir de ahora, desconocido:
Para acabar con esto de una vez,
he de decirte que, al fin, he aprendido;
que ahora sé sonreír como ya no sabía hacerlo, de verdad;
que, hace ya algún tiempo, soy feliz porque me he dedicado a mí misma, al completo.
Y, por último, decirte que agradezcas a Adriana Moragues,
porque sin su canción A solas estás palabras no se habrían escrito.
Hasta nunca,
Una aprendiz de poeta
Buenos días Fátima! Éste poema tuyo, con amor tachado, ése que convierte al ser antes tan amado en desconocido, es un canto a la esperanza de recuperar su «yo»; ¡y es tan difícil restablecer la autoestima!
Congratulations, dear Fátima!
Merci beacoup ma chère amie 🙂
Pues sí, no hay que perder la esperanza de recuperar esa autenticidad