Dime, Gata:
¿Qué tengo que hacer para curar
tu maltrecho corazón?
¿Qué se supone que tengo que hacer más?
Yo sé que tú no te vas a ir.
Yo sé que me quieres,
pero tienes miedo…
Tienes tanto miedo a que yo pueda hacerte daño que no te dejas sentir ni disfrutar.
Y me duele, mi amor.
A mí me mata verte sufrir.
Me duele que te alejes cuando
la cura sólo sirve si te acercas.
La cura sólo es efectiva
si la pasamos de mis labios a los tuyos.
Sólo te puedo sanar besando las heridas abiertas
y encargándome de mantener
las cicatrices cerradas con caricias.
Me estoy formando en arquitectura del corazón
para poder encargarme de dejarlo como nuevo.
Mi Gata, mi amor, mi alma mía
yo voy a cuidarte,
a amar cada una de tus rarezas,
a derrotar uno a uno a tus demonios
y a dejar un trocito de sonrisa
dentro de cada herida para
que no duela nunca más.
Yo no pretendo hacerte añicos el corazón.
Déjate amar, Gata.
Ábreme las puertas e invítame a pasar.
Veremos cómo, pero seguro que me las ingenio
para hacer semejante obra de arquitectura en tu corazón.
Arquitectura de un Corazón creo que se ha convertido en mi «niña mimada». Hasta ahora es el trabajo al que le he puesto más alma y así creo que lo notas cuando lo lees. Está repleto de emociones, sentimientos, recuerdos y momentos preciosos. Al haberme encargado yo de todo el proceso al completo y depender al cien por cien de mí, me costó mucho dar el paso de que saliera a la luz. Tenía más miedo que con Asignaturas Pendientes o Llámalo Karma porque ha sido desde el principio todo mío. Bueno, mío y de mi maravilloso equipo. Nada sería posible sin Alba, Bea, Cris y Eva.
Este pequeño ya cumple medio año y aún miro a los poemas que se quedaron fuera y me siento mal, así que los quiero compartir contigo. ¿Qué me dices?
¿Quieres leer los poemas que faltan en Arquitectura de un corazón?
